STRESS

Está recostado en la cama, con la cabeza apoyada sobre dos cojines, le gusta estar alto para leer. El libro le gusta pero le cuesta concentrarse, es debido a los años de consumo continuado de droga y alcohol, de cada cinco paginas entiende cuatro, en la quinta su cerebro está vagando en su entorno o en el más estupido de los estupidos absurdos. Gusanos. Aguanta el libro con su mano derecha, mientras con la izquierda se hurga el agujero de la nariz derecho. Derecho, no hay derecho. ¿Qué hora será? Pronto. Tarde. Tengo sueño pero se que si apago la luz no voy a dormir. Además, hace calor. Y humedad. Y creo que he tocado algo con este dedo sucio que tengo. Sigue hurgándose la nariz, con la yema del dedo siente el tacto de los pelos de su fosa nasal y nota algo duro, resinoso, con una cubierta gelatinosa. Rasca rasca rasca, estira. Jodido, no quiere salir, dejémosle estar, luego más. "(...) escribía a su hijo a intervalos regulares, y en cada una de sus cartas volvía sobre el tema de los demonios y la posesión(...)" Este libro es genial, pero me pierdo con facilidad. Mierda, ya he dejado de prestar atención a lo que leo. No vale la pena que vuelva a releer nada, total...
Al lado de la cama está la mesita de noche, tiene un vaso de agua lleno, le ha entrado sed. Hostia puta, un mosquito. Los odio, odio estos insectos, son las hembras, las hembras necesitan mi sangre para ovular, para reproducirse, depositar sus miserables huevos en charcos y de ahí que crezcan las larvas y más tarde nuevos mosquitos hembra que volverán a por mi, eh, este tio es tonto, siempre cae, voy a comprarme un insecticida o algo.
Él se levanta, mira las paredes, el techo, bajo la cama, la oye, sabe que está ahí, pero no logra encontrarla. Es inútil. Se queda de pie, urgándose la nariz, esta vez sí. Saca el moco y lo mira, lo pega en un pañuelo y decide irse a tomar cervezas hasta perder el conocimiento, que le jodan al mosquito. Hembra.